Las personas sordas viven en una sociedad en la que la información se transmite mayoritariamente a través de las lengua orales. Por ello, este colectivo vive en una situación de desigualdad en las que posee numerosas barreras a la hora de comunicarse. La violencia de género es la manifestación más grave de desigualdad y para las mujeres con discapacidad son doblemente vulnerables ante el maltrato.
En este sentido las mujeres que tienen una discapacidad, sufren una doble discriminación e invisibilidad. Pues trata de una población femenina que permanece aislada e invisibilizada y que se enfrenta a todo tipo de limitaciones y restricciones, en una posición de impotencia.
La situación actual de las mujeres sordas es de discriminación, por ser mujer, por ser persona sorda y, principalmente, por encontrarse en una sociedad que genera desigualdades. Si a esto le sumamos la falta de credibilidad que se otorga a una mujer que utiliza una lengua diferente y minoritaria, como es el caso que nos ocupa, podemos afirmar que nos encontramos ante una situación de riesgo que está siendo ignorada.